San Lorenzo se complica

El equipo que dirige Ramón Díaz se situó a la ofensiva desde el comienzo del partido. Por su parte, Cruzeiro se defiende bien, juega con criterio y también genera peligro.
San Lorenzo venía de tres derrotas consecutivas, dos en el Clausura y la restante en la Copa Libertadores, y necesitaba un triunfo. Por eso este jueves salió con mucha decisión a enfrentar al Cruzeiro de Brasil, por el Grupo 1 del certamen continental.
El equipo que dirige Ramón Díaz tomó la iniciativa, jugando por momentos con desesperación.
Así, Silvera y Bergessio estuvieron expectantes de lo que hacía D´Alessandro, el encargado de los remates con pelota detenida y tiros de esquina.
Pero el Cruzeiro, un conjunto ’curtido’ en las lídes coperas, intentó aprovechar la intranquilidad de su rival y de contraataque se aproximó a la valla defendida por Orión.
Sin apuro, el equipo brasileño buscó hacer su juego; sin embargo, en el minuto 18 el palo evitó lo que parecía gol ante un disparo de D’Alessandro, desde el sector derecho.
Luego fue Bilos el que probó sin puntería desde media distancia y más tarde, el arquero Fabio controló un remate de Silvera y su colega Orión neutralizó una punzante maniobra de Moreno.
El rigor de una jornada cálida y húmeda fue haciendo efecto. De todos modos, a los 39Orión tapó sendos disparos a quemarropa de Moreno, cuando daba la sensación que la caída de la valla ’azulgrana’ era inminente.
Con el tanteador en blanco se fueron al descanso.
Insistió San Lorenzo desde el arranque de la segunda etapa, mientras el Cruzeiro buscó hacer "negocio" ante los posibles errores del local.
A los siete minutos, Silvera desperdició una gran chance para abrir el marcador, tras cabecear desviado un preciso centro de Bergessio.
Sin embargo, San Lorenzo abusó de la fórmula y los minutos siguientes careció de ideas para crear peligro en el área rival. Se limitó a buscar con centros a su centro delantero, sin poder generar juego asociado de tres cuartos de cancha para adelante.
Ante la falta de respuestas, Ramón movió el banco y mandó a la cancha a Ortíz (por Bilos, de floja labor), Romeo (reemplazó a Bergessio, que se fue aplaudido por la hinchada) y Acevedo (entró en lugar de Hirsig), pero nada cambió.